Miguel Arribasplata Cabanillas (Cajamarca 1951) es un autor prolífico que tiene en su haber una docena de libros publicados en los géneros de narrativa, ensayo, y de técnicas en el uso del la lengua.
Evidentemente su pasión por la literatura, y su especialidad: Magister en Ciencias de la Educación, con mención en Lengua y Literatura; lo impulsaron a escribir a tiempo completo. Fue así que 1985 obtuvo el Primer Premio en el concurso de cuento breve convocado por el diario La Crónica y en 1987 el Primer premio en el concurso de cuento Francisco Izquierdo Ríos convocado por la Asociación Nacional de Escritores y Artistas, ANEA.
Esta vez Arribasplata presenta su nueva novela "Santiago el menor" editada por el sello Lanzallamas, este viernes 30 de octubre en la 1ra Feria Nacional del Libro de Barranca-Blanca Varela; y posteriormente será lanzada el jueves 20 de octubre en la ciudad de Lima
(más información en el fanpage de la editorial: https://www.facebook.com/lanzallamasperu/?fref=ts )
Reseña
Estamos ante una novela alimentada por los recuerdos más profundos, los del corazón infantil al calor del hogar y el terruño, que resultará placenteramente inolvidable para el lector. Ahora que asistimos en los últimos lustros, en el Perú y en el extranjero, a un auge del tema de las relaciones del hijo con el padre, abordadas con el afán desmitificador de la autoficción (en verdad, más cerca de una no ficción empeñada en develar la parte oscura de los ancestros, que de la ficción novelesca propiamente dicha), Santiago el Menor se distingue por ser un cálido homenaje al padre (sin omitir sus defectos) que recrea con vuelo imaginativo (intensamentepoético) los materiales autobiográficos. Estos van entretejidos con tramas literarias bebidas fervorosamente en los años infantiles: cuentos orales andinos, fábulas de Esopo, escritos de Valdelomar, El viejo y el mar de Hemingway, Ciro Alegría, etc. También con personajes del comic: Llanero Solitario, Tarzán, etc.
Cabe caracterizarla como una novela de aprendizaje con una estructura episódica que, en parte, nos remite a las novelas picarescas (Santiago ostenta rasgos del Lazarillo de Tormes, pero mucho más de su reelaboración en la narrativa realista de Mark Twain, compartiendo con Tom Sawyer la tendencia quijotesca a confundir la realidad con las narraciones escuchadas o los libros); y, en parte a los diálogos formativos con un adulto (Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes y ciertos pasajes de Los ríos profundos de José María Arguedas). Miguel Arribasplata derrocha humor y esmero estilístico cincelando una prosa de sabrosa textura oralizada.
En el primer plano, el padre (además de darle lecciones de patriotismo con referencias a las guerras contra Chile y Ecuador, y de rebelión contra los abusos de las autoridades) educa a Santiago para que sea un arriero competente. Pero, en el trasfondo, se va gestando la vocación de Santiago: ser un profesor que transmita conocimientos para provecho de su pueblo. Se insiste en que Santiago posee no solo curiosidad intelectual para saber todo tipo de cosas, sino perspicacia crítica para cuestionar lo establecido. En particular, acude con deleite al diccionario y posee una destreza verbal superior a la de los niños de su edad, aunque de modo notable su padre le insta a aprender de la vida cotidiana y no de los papeles, ya que las palabras tienen un sentido coloquial que no figura en los léxicos aprobados por la Real Academia Española.
Ricardo González Vigil